Una mirada en retrospectiva a 25 años: Esvin
Hace tres años, apenas podía respirar. Ahora nos deja sin aliento
La última vez que vimos a Esvin, hace año y medio, acababa de producirse un milagro. Con sólo 25 días, Esvin estaba tan desnutrido que su madre, Teresa, no sabía si sobreviviría una hora más. Como la labio y paladar hendido permitía que tan sólo bajase algo de leche por su garganta, la leche materna dejó de producirse. Esvin pesaba menos de dos kilos. Estaba tan débil que por momentos dejaba de respirar.
El hospital más cercano estaba a siete horas de distancia.
Ella se marchó enseguida. Mientras esta madre soltera recorría sola las carreteras de la selva, llenas de maleza y mal asfaltadas, Esvin permanecía quieto y frágil como un muñeco de porcelana contra su pecho. Cuando por fin llegó al hospital, Esperanza de Vida, se le cortó la respiración un poco por el cansancio, pero más por ver el milagro que tenía en sus brazos: El corazón de Esvin seguía latiendo.
El equipo de Esperanza de Vida acoge a muchos bebés desnutridos con labio y paladar hendido, pero Esvin era uno de los casos más graves que habían visto. Afortunadamente, sabían exactamente qué hacer porque, como socios de Smile Train, habían sido especialmente formados y equipados para esta situación.
Sin perder tiempo, alimentaron a Esvin con la leche materna que tenían reservada y le dijeron a Teresa que ambos debían quedarse allí: él para ser monitoreado y ella para aprender a alimentar a su bebé cuando él volviera a casa. Cada día Esvin comía un poco más. Cada día se acercaba más a un peso saludable, aunque parecía intentar ver la luz al final de un túnel muy largo.
Finalmente, al cabo de cuatro meses, Esvin se había convertido en un bebé feliz y regordete de 4,5 kilos, ¡y podía irse a casa!
Teresa y todo el equipo de Esperanza de Vida estaban eufóricos, pero Esvin aún no estaba lo bastante fuerte para someterse a una cirugía. Así que el invierno pasado volvimos al pueblo de la familia para ver cómo estaban.
Y estamos muy felices de informarles que Esvin fue operado con éxito de su labio y paladar hendido en diciembre de 2022. Ahora es un niño sano y feliz de tres años que puede comer todo lo que quiera y, generalmente, se trata de las tortillas frescas que le encanta preparar con María, su abuela.
Cuando no está en la cocina con ella, se encuentra fuera jugando con sus muchos amigos o con sus queridas gallinas. De hecho, está tan lleno de energía que pasa varias horas al día corriendo, saltando, trepando, jugueteando, colgándose de cosas y desmontándolas, que su familia ahora sólo se preocupa por continuar respirando cuando lo persiguen, jadeantes, esforzándose por seguirle el ritmo.
Pero la transformación de Esvin aún no ha terminado. La labio y paladar hendido no sólo afecta a la capacidad de los bebés para comer, respirar y sonreír, sino que también pueden provocar pérdida de audición permanente, caries, dificultades para hablar y otros problemas más graves si no se trata a tiempo.
Por eso el equipo de labio y paladar hendido de Esperanza de Vida se ha convertido en una segunda familia para Esvin y Teresa. Acude allí cada vez que se enferma, y siempre están atentos a cualquier síntoma adicional.
Cuando Esvin empezó a balbucear, se dieron cuenta enseguida de que la labio y paladar hendido había dejado huella en su incipiente habla. Si los niños con FLAP acceden al tratamiento de forma oportuna, pueden aprender a hablar con claridad, pero si no son tratados, los problemas pueden volverse irreversibles. Se pusieron manos a la obra y ahora Esvin recibe terapia de lenguaje de forma regular para que crezca hablando y sonriendo con la misma confianza.
Si Esvin hubiera nacido antes de la fundación de Smile Train, su historia podría haber sido muy distinta. Hace veinticinco años, el tratamiento de la labio y paladar hendido en los países en desarrollo, se realizaba principalmente a través de médicos externos que ingresaban y salían de las grandes ciudades en misiones, que eran viajes de corta duración. Entonces, si un paciente estaba demasiado desnutrido para ser operado cuando llegaba la misión o no llegaba a tiempo, tenían que esperar a la siguiente misión e intentarlo de nuevo, si podían. Si necesitaban una intervención quirúrgica de seguimiento o atención especializada no quirúrgica, como terapia de lenguaje u ortodoncia, no tenían mucha suerte.
En 1999 llegó Smile Train y lo cambió todo. Ahora, en lugar de esperar a que los médicos de afuera les dieran cita, las familias que no tenían recursos, podían recibir las cirugías de labio y paladar hendido de forma gratuita en el mejor momento y por personal sanitario que entiende su lengua y su cultura porque los compartía.
Nuestro modelo de empoderamiento y relación local también ha hecho posible una atención integral esencial, no quirúrgica y a largo plazo, garantizando que niños como Esvin no sólo puedan sonreír, sino prosperar.
Por eso hemos patrocinado más operaciones de labio y paladar hendido que todas las organizaciones benéficas juntas - 1,9 millones hasta ahora - en más de 90 países en sólo 25 años.
Y es por eso por lo que hoy, Teresa y María ven una vida buena y larga por delante para Esvin, llena de innumerables momentos que los dejarán sin aliento.
Ese es el poder del cuidado de la labio y paladar hendido que siempre está ahí. Ese es el poder del modelo de Smile Train. Donantes como ustedes lo hacen posible.