Una Sonrisa Virtuosa
Blanca y Selvin se conocieron muy jóvenes en su iglesia en Montúfar, Guatemala. Se quedaban platicando largas horas después de misa, intercambiaban cartas de amor, y después de algunos años de noviazgo, finalmente se casaron y formaron una hermosa familia.
La familia iba creciendo, y para poder mantenerlos, Selvin trabajaba largas horas como albañil en la capital, mientras que Blanca bordaba hermosos vestidos tradicionales llamados huipiles.
El día que nació su cuarta hija, Valery, Blanca estaba muy emocionada, pero cuando la partera recibió a la bebé, a Selvin se le llenaron los ojos de lágrimas. La partera les explicó: Valery había nacido con labio y paladar hendido.
Blanca se sentía frustrada e impotente cada vez que la pequeña Valery se atragantaba al comer. No lograba tomar toda la leche que necesitaba, lloraba de hambre y no subía de peso. Blanca la paseaba y mecía, pero sentía las miradas y los comentarios de los vecinos y otros miembros de la comunidad, que no entendían por qué la pequeña lloraba tanto.
Sin embargo, Blanca se mantuvo fuerte. Un día, acudió a una clínica local para que Valery recibiera sus vacunas, y ahí una voluntaria vio a su bebé y le dijo que había un famoso cirujano de LPH en la ciudad de La Antigua, a una hora de Montúfar. Él seguramente podría ayudarle.
Blanca hizo los arreglos necesarios y viajó al Hospital Centro Infantil de Estomatología (CIE). Ahí, el Dr. Rodolfo Asensio le explicó que Valery iba a necesitar un tratamiento integral durante todo su desarrollo, incluyendo 3 o 4 cirugías, y que si Blanca prometía acudir puntual a cada consulta y seguir el tratamiento de Valery, todo iba a salir muy bien.
El primer paso, fue la asesoría nutricional, era importante que Valery estuviera bien nutrida y con un peso adecuado antes de operarla. El programa funcionó tan bien que, cuando regresaron a su segunda consulta un mes después, ya había duplicado su peso ¡y estaba lista para su cirugía!
Entonces, en 2011, Valery fue sometida a cirugía de paladar hendido patrocinada por Smile Train.
En el CIE (hospital asociado a Smile Train) le ofrecieron a Valery todo el tratamiento dental que necesitaba, y le enviaron a sesiones de terapia de lenguaje. La familia siempre se esforzaba muchísimo, para nunca faltar a una consulta.
Cuando Valery cumplió 5 años, Blanca la inscribió a clases de canto en el centro comunitario local, con la esperanza de que le ayudara a mejorar sus habilidades de comunicación. A Valery le fascinaron las lecciones de música y canto, salía siempre con una radiante sonrisa y practicaba sus canciones todos los días en casa.
El profesor de canto quedó tan impresionado por las habilidades musicales de Valery, que recomendó inscribirla también a clases de violonchelo. Valery aprendió a sostener el instrumento, a leer notas, y se enamoró por completo de este bello instrumento.
Con el tiempo, Valery se unió a una orquesta juvenil, y ha tocado ya varios conciertos. De grande, quiere ser profesora de música, para poder compartir con otros este mismo placer y alegría.
Valery sabe que, para convertirse en profesora de música, debe ir a la universidad y tener buen desempeño en la escuela. Así que se esfuerza siempre por ser muy buena estudiante. Tiene muchos amigos, y cuando termina el día de escuela, juega con ellos y con sus hermanos, hace sus deberes, y luego llena la casa de música hasta que es hora de acostarse.
Ayuda a que los sueños de Valery, como los de muchos otros niños nacidos con fisuras, se hagan realidad.